Top 10 de cómics “enfermos”
Por Doctor Comic
Ya era hora de volver un poco al asunto sesudo del cómic, no vaya a ser que se me quite el doctorado por faltas a la ética laboral. Pero es que buscar tema acerca del cómic para un público lector del cual el 20% si mucho gusta del asunto, constituye muchas veces un quebradero de cabeza para este humilde servidor.
Sin embargo, con unas recientes lecturas de cómics que llevaba años con ganas de leer y que bajé de la red casi como por arte de magia, puedo afrontar un tema al que hace rato tenía ganas de hincarle el diente, un tema que desafortunadamente seguirán quienes comparten esta adicción de lectura cómic… sólo espero que algunas mentes novicias se decidan (o arriesguen) a iniciar su camino de comiqueros de la mano de los siguientes títulos:
1. Hellblazer (DC Comics, serie Vértigo)
Este título, que fue llevado al cine de la mano fatídica de Keanu Reeves con el nombre de Constantine, es quizás uno de los cómics con mayor cúmulo de depravación y ruindad jamás concebido, pero no porque muestre sexo explícito o subterfugios de esos que maravillan a los rezanderos cazadores de demonios en televisión y revistas. No, Hellblazer es tal vez el cómic más sutil que existe, es de una pasividad absoluta y solo se descubre su agudeza para mostrar el detritus humano en las situaciones de los personajes. John Constantine, una especie de exorcista atrapado entre el bien y el mal, es algo así como un redentor moderno que sostiene charlas con demonios, ángeles, fantasmas y monstruos por igual. Es el tipo que va por la mitad del sendero fumando, bebiendo, recogiendo y observando las bajezas humanas sin inmutarse. Por su grafía este cómic no parece atractivo, se ve sumamente cotidiano, sin super-seres ni detonantes explosiones de color, y quizás en ello repose su riqueza narrativa.
2. Swamp thing (DC Comics, serie Vértigo)
Aquí ocurre lo contrario que con Hellblazer: las imágenes son lacerantes, mórbidas y retorcidas, como lo sería una obra de H. R. Gigger. Son las desventuras de un ser humano atrapado en una forma fungosa y vegetal, que se ve continuamente atacado y vilipendiado por científicos locos, monstruos, fuerzas oscuras de la naturaleza y demás bichejos. Se puede decir que el personaje es de lo más bonachón en el fondo, pero a la hora de repartir golpes sus enemigos acaban siempre muy mal parados. Este cómic se mete a fondo con la naturaleza del ser humano y se plantea el frágil hilo que divide al hombre de la bestia, del desarraigo hacia la naturaleza y la constante de la supervivencia.
Fuera de la continuidad de los X-Men, el señor Logan es con mucho el antihéroe más grande de todos los tiempos, sus aventuras se adentran en el lado oscuro que todos llevamos dentro. Mientras Logan arma paso a paso el rompecabezas de recuerdos que es su cabeza, se las ve con toda suerte de maquinaciones gubernamentales, hampa, depravación y megalomanías. Logan es el tipo de hombre que todos quisiéramos ser, tiene matices intelectuales avasalladores, conocimientos vastos en todos los campos y un actitud ante la vida que no lo amilana ante nada, amén de contar con cuatro virtudes para la supervivencia: longevidad absurda, regeneración celular inmediata, esqueleto y garras de metal indestructible y, lo más importante, agallas de bestia salvaje para aguantar todo lo que le avientan.
4. Sandman (DC Comics, serie Vértigo)
Personaje insólito que vino a destapar todo su potencial en su cuarta encarnación. Este cómic comenzó en los cuarenta interpretado por un vigilante enmascarado sin poderes, luego pasó a ser un patriota soldado en la Segunda Guerra Mundial y mutó a superhéroe guardián de los sueños, vendría, en los ochenta, a convertirse en una sombra protectora de las pesadillas. Sandman explora en su narrativa el cúmulo de bajezas mentales que anidan en el hombre para transformarlo en delirantes historias que no tienen fin o comienzo determinado. Leer a Sandman es un ejercicio que demanda entrega y desapego a los cánones impuestos por la sociedad, pues cada relato puede llevarlo a uno por caminos que confrontarán su propia manera de ver la vida. No lo recomiendo a las mentes débiles pues pueden quedar más confundidos de lo que estaban antes de leerlo.
Este cómic es impactante en cuanto a narrativa y dibujo, es barroco y sumamente explícito, de verdad se necesita tener la sensibilidad muy baja para no salir corriendo de sus páginas. Es un universo asfixiante donde todo se corrompe y sólo el protagonista logra sobrevivir, eso sí llevándose en el proceso nuevas cicatrices en el cuerpo y el alma. Es de las pocas historias que desafían tan de frente al llamado “sistema” y que, pese a toda su agudeza, sigue siendo uno de los títulos más vendidos.
Quizás sea el experimento más arriesgado jamás concebido por una compañía comiquera catalogada como «goda». Lobo se circunscribe en un ambiente espacio-temporal por fuera del planeta Tierra (gracias a Dios para nosotros, pues si este señor llegara a vivir aquí no quedaría títere con cabeza) y narra las simpáticas aventuras de un tipo supernatural con la capacidad de despanzurrar a todo el mundo sin complejo alguno. Adentrarse en la ultraviolencia humorística de Lobo no es tarea fácil, muchos puristas del género detestan el título mientras que otros como yo lo encuentran soberbio en su narrativa. De todos modos, en cuanto a violencia explícita, absurda y pasada de nivel sólo existe un personaje que se le acerca y está precisamente en la competencia.
Si se puede querer y estimar a un mercenario asesino despiadado que es capaz de defender nobles causas o arrasar con gente indefensa por billete para el almuerzo, entonces se puede enamorar uno de este personaje. Ajeno al asunto mutante, el mercenario Wade Wilson (a.k.a. Deadpool) es quizás uno de los más hilarantes paladines de la matanza. No hay héroe de la Marvel que no lo mire con recelo y pese a ello tiene ganada la estima de Wolverine (quizás porque comparten el asunto de la regeneración celular cortesía del canadiense) y otros matarifes hoscos, sin descontar uno que otro “levante” de chicas mutantes que no resisten su encantador humor recurrente.
Otro de esos títulos que esta compañía solo se atrevió a sacar a la luz en una época más tolerante y llena de tonos grises en cuanto a lo moral. Tommy Monaghan, irlandés inmigrante y asesino a sueldo, adquiere poderes telepáticos y visión de rayos X para luego acomodarse en el hueco que quedaba en el mercado del asesinato a sueldo: eliminar meta-humanos. La excepción que lo transfigura en héroe es que solo se despacha a los malos, un código ético que continuamente se ve reforzado en una narrativa realista que nos muestra esa cara oscura de la inmigración que tozudamente nos negamos a admitir los tercermundistas, EUA es la tierra de la oportunidad, pero para los nacionales, los demás o se vuelven curas o matones. Leer a Hitman es refrescante, es un tipo que tiene todo en contra y sale adelante, que mantiene arrancado pero se burla de ello y que, como todos, espera pacientemente un golpe de suerte para por fin retirarse.
9. Sin City (Dark Horse Comics)
Ya bastante se ha hablado de este título, pero cabe añadir que quizás hayan pocos que muestren con tanta eficacia la corrosión social y sepan meterse en la cabeza del lector para dejarle algo en qué pensar. Ya antes de leerlo sentía repudio y asco por las clases políticas, por ciertos sectores mojigatos del clero y la petulancia de las clases altas… con Sin City se me corroboraron todos estos sentimientos y, por qué no decirlo, los vi fortalecidos. Definitivamente siempre que uno escarba en lo que aparenta pulcritud, hay cosas tan repugnantes que es difícil cerrar los ojos a ellas.
Lastimosamente las películas hechas sobre este título han fracasado y quizás se deba a que mostraban un Punisher que sólo atacaba a los narcotraficantes (capítulo aparte merece la última versión Punisher War Zone, que me ha parecido de una fidelidad al cómic magnífica, ruda y visceral, y de la cual hablaré en el siguiente post), pero el cómic propone más que eso. El planteamiento de fondo toca el siempre existente problema de la corrupción, de la despreocupación de la gente por ver carcomidos los valores morales. Punisher destapa siempre la olla podrida y encara la situación. Es triste reconocerlo pero a veces uno ve las noticias y siente en lo más profundo de su alma que no exista un Frank Castle que venga y se despache a toda esta ralea de cínicos e hipócritas corruptos, es el segador definitivo en una sociedad que requiere del castigo hasta que aprenda a no comerse a sí misma.
Bueno, ese es mi Top 10 de cómics enfermos, pero no porque sean desagradables o ruines, sino porque enferma ver la realidad tan de cerca, tan en la mano. Más bien se podría decir que son cómics honestos, quizás por eso son mis preferidos.