Mas de la Guerra por los derechos de Hulk y Spiderman
Los herederos del dibujante Jack Kirby reclaman sus ganancias a Marvel
La compra de Marvel por parte de Disney y el posterior anuncio del conglomerado Time-Warner de la reconversión de su antigua adquisición DC Comics en la moderna y multimediática DC Entertainment auguraba el comienzo de uno de los combates más titánicos entre empresas del show business que se tuviera noticia. Los «personajes más poderosos del universo» de los cómics dejarían de enfrentarse sólo en las viñetas para protagonizar una colosal batalla que se extendería al cine, los videojuegos, los juguetes, los parques temáticos y cualquier otro derivado que deje unos mínimos rendimientos económicos.
Una contienda transformada en espectáculo puro que tendría en los pasillos de Wall Street a sus jurados, pero que ha resultado tener un inesperado punto débil, precisamente el más olvidado. Mientras los ejecutivos sacaban humo a sus hojas de cálculo y se frotaban las manos con los esperados rendimientos de los personajes, nadie recordó que todos aquellos fabulosos superhéroes habían nacido de la imaginación de dibujantes y guionistas. Autores tradicionalmente ninguneados por las grandes corporaciones como peones sin mayor importancia dentro de la cadena de producción, pero que han comenzado a reivindicar sus derechos como creadores. El primer aviso lo sufría DC, que veía tambalearse a su mayor activo con la demanda de los herederos de Jerry Siegel. Los diferentes juicios ganados marcaban un camino que puede terminar con la pérdida de la propiedad de los derechos de Superman, todo un icono cultural y máquina de generar ingresos que podría revertir en 2013 a los herederos del cocreador, junto a Joe Shuster, de la serie. Problemas de la «distinguida competencia» que Marvel veía con indudable alegría sin detenerse a pensar en la infalibilidad del refrán que habla de las barbas cortadas del vecino y la necesidad de poner las propias a remojar.
La semana pasada, Marc Toberoff, el mismo abogado que representa a los Siegel, anunciaba que los hijos de Jack Kirby (1917-1994) habían comenzado el proceso para reclamar los derechos de 45 de las creaciones de su padre para la editorial Marvel. El sentido de la espectacularidad, la dinámica y la épica de los dibujos de Kirby consiguieron que las ideas de Stan Lee fueran más allá de un simple catálogo de nuevos personajes para revolucionar completamente el género en los años sesenta. Sin embargo, su trabajo fue sistemáticamente ninguneado después por la editorial, que tras años de éxitos lo relegó hasta obligarle a abandonar la empresa que ayudó a levantar, negándole incluso la devolución de sus originales. Años después de su muerte, la justicia parece adquirir ese adjetivo de poética que tantas veces olvida y, justo en mitad del choque multimedia, la complicada legislación sobre derechos de autor puede reivindicar la labor de Kirby.
Según la Ley de Copyright de 1976, tras 56 años desde la creación, los autores pueden recuperar los derechos de sus obras durante otros 39 años, tras los que pasarían a dominio público. La ley obliga también a realizar un preaviso 10 años antes de que se cumpla ese periodo inicial, el paso legal que acaban de dar los herederos de Kirby reclamando los derechos de personajes como Los 4 Fantásticos, Thor, Hulk o Spiderman a Marvel y a todas las empresas con las que tenía acuerdos cinematográficos como Sony, Paramount, Universal o 20th Century Fox. Sin embargo, no todo será un camino de rosas: la enrevesada ley estadounidense diferencia también el caso de los «trabajos por encargo», que quedarían fuera de esta posibilidad. Un concepto elusivo y ambiguo, pero que abre una puerta de defensa para Marvel, que intentará demostrar que todas las creaciones de Kirby fueron realizadas de este modo, como ya hiciera con Stan Lee. No será fácil, porque, como explica el experto Mark Evanier, en muchos casos no existía contrato previo en los trabajos del dibujante, por lo que será difícil demostrarlo.
Aunque no todo tiene que ser sólo positivo para los autores. Disney puede sacar provecho de todo este proceso, ya que se podrían romper los múltiples contratos de explotación que Marvel tiene con productoras cinematográficas competidoras y así la empresa de Mickey los recompraría en posición preferente.
Los herederos de Kirby han abierto un camino al que se pueden sumar muchos autores, pero, de momento, lo único seguro es que durante los próximos 10 años muchos ejecutivos estarán muy nerviosos.